viernes, 13 de noviembre de 2009

Entrevista a Gerardo De Oscar


El Progresismo en Chile

Vive Chile la misma realidad cultural de toda Sudamérica, en el sentido de que el progresismo y sus valores implícitos dominan hegemónicamente en la sociedad?

Efectivamente no. En primer término porque aquello que podemos definir como “lo progresista” ha dejado de tener una significación real, evidente, se ha librado de contenido y se ha banalizado de tal forma que todos los enunciados valóricos y éticos de los llamados progresistas han sucumbido a la lógica de mercado. La concertación de partidos por la democracia, una coalición que aglutina a socialistas, demócratas-cristianos, ppds y radicales no ha logrado en diecinueve años de gobierno exorcizar a la sociedad chilena de los legados de la dictadura militar, y se ha encontrado con una país que asimila perfectamente los establecidos conductuales y valòricos que propone la globalización y el mundo liberal.

Entonces ¿cuál es el foco alternativo real y con peso a nivel cultural y que realmente incide en las mentalidades colectivas?

Sin duda el Mercado. Esta sociedad post dictadura, extremadamente permeable a la globalización y sujeta a las políticas de la Concertación, ha edificado un sistema donde el mercado rige las relaciones sociales. En Chile lo mas parecido a un ágora es un centro comercial, es ahí donde se consiguen los mayores niveles de interacción social, no se forjan valores en organizaciones sociales, ni culturales, ni siquiera se lee libros, es la televisión quien forma a los ciudadanos, quien forma opiniones, quien “informa”, y quien consolida las relaciones de mercado. Es en Chile donde la sociedad espectacular se ve más claramente materializada. Los entornos que realmente inciden en la mentalidad colectiva ya no se originan en los organismos de acción social, tales como sindicatos, alineaciones estudiantiles o movimientos políticos o politizados, puesto que estos son débiles, fragmentados e inconexos entre sí. Por ejemplo la Central Única de Trabajadores fue muy poderosa en tiempos pasados, muy influyente en la vida pública, hoy apenas se conserva gracias a pequeñas asociaciones de funcionarios, lo mismo con las organizaciones estudiantiles otrora dominadas por locuaces marxistas y barbudos dirigentes (estudiantes vitalicios), hoy en día los jóvenes en su mayoría no se muestran interesados en la participación corporativa, social o ideológica, y los pocos que así lo hacen han dado un vuelco hacia el liberalismo, pero con escaso éxito dada su pasividad activista.

Entonces ¿qué estrategia utiliza el gobierno chileno para facilitar el vínculo con la ciudadanía chilena?

La tecnocratizaciòn de la Concertación hizo que el gobierno se desligara bastante de la sociedad. La interlocución de la sociedad con el gobierno ha sido en extremo dificultosa, los tecnócratas no suelen escuchar a la gente. Los voceros de gobierno han aparecido incluso con un estilo prepotente, casi matonesco. Los jerarcas gubernamentales se han desentendido de lo que realmente pasa en la sociedad, solo aparentan dialogar cuando llegan los periodos de campaña, y en ese momento los aspirantes a la primera magistratura y los candidatos a senadores y diputados aparecen en los barrios, en las provincias, en organizaciones vecinales, hablando con la población, saludando a gente humilde y besando niños y ancianas crédulas con aire bonachón. También es importante señalar que si bien el gobierno de Michelle Bachelet ha logrado importantes reformas sociales, y eso refleja en cierta medida sus niveles de popularidad, gran parte de la población siente aún que sus demandas no son atendidas.

Visto esto ¿como se define ser progresista hoy en Chile?

Bueno, evidentemente la Concertación de partidos por la democracia ha sabido mantener vivo este vocablo (que nunca dejara de estar cargado de ambigüedad). Así que hagan lo que hagan, promuevan la idea que promuevan, siempre será progresista y no se discute más, porque tampoco conviene. Curioso e interesante es el caso de que, en este momento, el ex presidente Frei y actual candidato ùnico de la Concertación realice fútiles esfuerzos por parecer el abanderado del progresismo; su rival supuestamente antagónico de la “derecha”, Sebastián Piñera también quiere dar esa imagen beneficiosa, pero sin denominarse como tal, al punto de haber transmutado su estilo en algo casi populista, o “barakobamista”. Pero a quien de verdad le viene la etiqueta de “adalid del progresismo” es al candidato Marco Enríquez Ominami ( hijo del fallecido Miguel Enríquez ,Secretario General del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR) , porque es joven ,impetuoso, y …con aspecto “progre”. En definitiva ¿quienes son los progresistas en Chile? : Los que se denominan como tal, porque si bien la Concertación pregona postulados éticos y valóricos propios del progresismo (la desacralización, la custodia de los derechos de las mujeres, las minorías y los homosexuales, la despenalización del aborto, la distribución de métodos anticonceptivos de emergencia, y la larga lista de siempre) no propone ninguna alternativa al sistema económico liberal, porque no conviene, claro está, pues justamente la izquierda no desea la reforma del sistema económico vigente sino el cambio desde el accionar cultural. A este estado de cosas debemos sumarle el auge de le delincuencia, el despilfarro de fondos públicos, la corrupción, la pésima implementación de políticas sociales, educativas, de transporte público y del paupérrimo sistema de salud pública. En definitiva, ser progresista en Chile (y me animo a decir que en el mundo) no es mas que el alarde de emblemas, locuciones y premisas y no el abordamiento racional efectivo y humanitario de los problemas de los pueblos.

Y como ha evolucionado el Pinochetismo politico?

Recuerdo vívidamente aquel 10 de diciembre de 2006, me encontraba leyendo un libro de Roberto Bolaños cuando alguien tocó a mi puerta, y me dijo en tono feliz, que “Pinocho” había muerto. Sentí la necesidad de participar en forma desapasionada y objetiva de aquel hecho histórico, así que me dirigí a la capilla ardiente de la Escuela Militar donde millares de personas se habían acercado para despedir al General. Pude apreciar a acólitos del régimen, señoras hiperventiladas, miembros de la histórica Patria y Libertad, obviamente militares en retiro y en actividad, algunos políticos y por supuesto los familiares del fallecido. Después de ver aquella impresionante imagen supuse que el pinochetismo experimentaría un auge importante entre sus nostálgicos defensores. Lo cierto que con la muerte de Augusto Pinochet había muerto también el pinochetismo. Hoy en día no existe una corriente política denominada pinochetismo, (excepto en la imaginación de Evo Morales) solo sobreviven un puñado de nostálgicos, algunos políticos que aún se atreven a defender su gestión política y por supuesto sus propios familiares.

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